Un hecho sin precedentes ha ocurrido ayer: nuestro Rey ha reconocido su error, ha pedido disculpas y ha hecho propósito de enmienda a su salida del hospital:
Lo siento mucho. Me he equivodado. No volverá a ocurrir.
Una vez más el Monarca me sorprende. Tengo que reconocer su mérito, no es fácil reconocer los errores y pedir disculpas y él lo ha hecho con humildad y naturalidad, sin discurso preparado.
Sinceramente, me encantaría que tomaran ejemplo nuestros políticos; sería un soplo de aire fresco escuchar una disculpa por los errores cometidos en el pasado y por lo que se están cometiendo en el presente. Nuestros representantes deberían pedir perdón: por los abusos cometidos, por las decisiones desacertadas y por los recortes injustos a los que nos someten mientras ellos se van de rositas.
Anexo a mi crítica del 16 de Abril de 2012, ¡Dios salve al Rey!